Llega un momento donde nada te quita el aliento, donde la única compañía que sientes es la de tu sombra y, a veces, hasta ella te traiciona, donde no existe lugar para el reencuentro y te refugias en la música: la droga del olvido.
Es imposible entender nuestra capacidad de sentir, de acaparar emociones en un determinado momento. Me dejaste claro que nada había pasado, que no necesitabas estar a mi lado y, aun así, seguía dependiendo de ti. Intenté engañarme a mi mismo y ser claro ante mis pensamientos pero nuevamente volvieron a destrozarme el corazón.
Por favor, no interrumpas mi café junto a la ventana. Las lágrimas están acompañando al tiempo que por ella se aprecia. No hables si no vas a mejorar el silencio. Pensándolo mejor: vete. No cambiará nada. Yo ya ando roto por dentro.Y eso no va a cambiar. Así que mis últimas palabras serán directas y sencillas: hasta nunca.
Las segundas oportunidades son como las balas: das el poder a alguien para dispararte con la misma arma. |
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