Manchas.
No sé qué quieres. Yo tampoco sé lo que quiero. Y de lo único que estamos pendientes es de los pasos que da el otro. No nos fijamos en los nuestros: si dejaron huella, si no, si se ha ido borrando con el tránsito en tu piel... eso ya no importa al darme cuenta de que ya no somos uno.
Deja de pensar que necesitas más. Deja de sentir compasión por las armas que una vez te hicieron sangrar. ¿Cómo puedes sentir felicidad cuando te apuntan con una arma en la cien? Pero claro, sucumbes al placer y dejas que el silencio hable por sí solo. Sin embargo, no te das cuenta de la hemorragia que conllevas, ignorante a la realidad. Ahora estás solo y el peso del mundo recae sobre tus hombros.
Ves como intentan luchar por tu amor aunque tu decisión ahora es venir a mí a rezar como templo de salvación. Como si fuera la luz que iluminaría de nuevo tu camino. No sabes cuántas veces luché yo por nuestra amor. No imaginas lo duro que fue decirte adiós. Pero prometí que nunca te olvidaría y así lo seguiré haciendo hasta que muera a pesar de no seguir el mismo camino.
Pero me entristece. Me aterroriza ver en lo que te has convertido. ¿Qué es lo que estás mostrando al mundo sobre ti?, ¿realmente ese eres tú?, ¿qué intentas vender? Lo más triste de todo fue ver como, a pesar de jugar contigo, no conservaste tu propio amor. Y creo que estás perdiendo tu esencia. Deja de tener miedo al cambio. Deja de tener miedo a mostrar quién eres. Porque, como todos sabemos, al final de la historia el malo nunca sale ganando.
Now it's your turn. |
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