miércoles, 29 de junio de 2016

Silencio.


Empezamos. Empezamos con la nueva distorsión. Con la tormenta que se almacena en mi cabeza día tras día y que, a pesar de creer que poco a poco me olvido de ella, siempre vuelve con un poder mayor. Te he dado todo, más de lo que debería. Quería sentirme lleno conmigo mismo, quería ver cuánto estaba dispuesto a mover por hacerte feliz pero siento el vacío recorriendo en mis venas y busco depositar en mi contenedor vacío algo más que suspiros kilométricos.
Y me jode pensar que, a pesar de todo lo que he vivido, vivo aferrado a este sentimiento.
Y es inexplicable que siga dudando de todo lo que he sentido hasta ahora. Y aun así, aquí sigo: mirando como se rompen los espejos de mi corazón con cada gilipollez que pienso.
La nobleza de mis ojos se disipa y se mancha con gotas de sangre y dolor intentando ser tú, intentando ser uno. Dime, ¿en qué recuerdo me puedo refugiar para dejar de sentir este dolor que decide mis ganas de avanzar? Sentía que iba a morir en tus brazos pero no hace falta llegar tan lejos para saber que mi interior estaba hecho cenizas.


El calor helado.

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