miércoles, 4 de mayo de 2016


Perdí. Pierdo. Perderé. A media voz siempre me quedo. No puedo con mi propia alma. He dibujado en la mesa del ordenador un bonito dibujo a raíz de las lágrimas que han caído de mis ojos. Lo hice. No fue una ilusión ni ningún tipo de engaño. Sin embargo aquí me encuentro: mis ojos andan rojos de todo lo que he llorado en milésimas en segundos. Todo, en apenas un instante, acaba de caer, invadir mi ser de manera considerable y no creo que soporte otra embestida de tal grado. Di algo que pueda sostenerme. Dime algo que pueda curar mis ganas de llorar, mis ganas de coger ahora mismo un cuchillo y no quitarme la vida, de irme de la miseria en la que me encuentro. Voy a comenzar a decorar corazones helados para acostumbrarnos a este ambiente. Las sonrisas se acabaron. Definitivamente. Simplemente lloraré. Y lloraré. Porque es mi carácter, mi puta mierda de carácter.
Voy a dejar mi corazón petrificado en la puerta. Nadie me conoce como tú, nadie sabe las razones por las que vivo. Me has dado más de un motivo para sonreír pero también para llorar, pero cada ves hay menos razones para descubrir un mañana... cada vez es menos especial todo.

¿Es mi última noche a tu lado?

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